El triclosán es un ingrediente antibacteriano ampliamente utilizado en la industria de la higiene personal y del hogar, con presencia en más de 2.000 productos de consumo.
El triclosán se utiliza como conservante en productos cosméticos por sus propiedades antibacterianas para impedir el deterioro del producto. En lo que se refiere al cuidado dental, este compuesto puede encontrarse en pastas de dientes y colutorios bucales.
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La toxicidad del triclosán en nuestra salud y efectos medioambientales han sido estudiados por numerosas entidades desde hace mucho tiempo. Un estudio de la Universidad de Stanford (EE.UU.) detectó que el uso de dentífrico con triclosán modifica la microbiota intestinal en personas.
Algunos estudios con animales han demostrado que consumido en grandes dosis el triclosán favorece la inflamación del colon y se relaciona con el cáncer colorrectal. Así lo demuestra una investigación realizada con ratones de la Universidad de Massachusetts (EE.UU.). Sin embargo, dichos estudios no son extrapolables a los seres humanos por razones de concentración e intensidad de consumo.
El hecho de que algunas grandes multinacionales del sector de cuidado personal hayan decidido eliminar completamente este componente de sus productos de higiene dental, ha puesto el foco de atención en este componente.
Pero la presencia del triclosán en la industria tiene largos años. No olvidemos que numerosos estudios como el metaanálisis de 2015 publicado en International Journal of Dental Hygiene confirmaba que las pastas de dientes con triclosán son más eficaces en la eliminación de la placa dental, así como en la prevención del sangrado, la infección e inflamación de las encías. El triclosán ha demostrado ser una alternativa eficaz al alcohol para proteger la encía y ayudar a prevenir las infecciones.
El triclosán ha estado en revisión por la Unión Europea desde 2014. El reglamento permite una concentración máxima del triclosán del 0,3% en una serie de productos específicos como son las pastas de dientes, jabones de manos o corporales, geles de ducha o desodorantes —no en aerosol— polvos compactos, maquillajes y productos para la higiene de las uñas.
El triclosán está también autorizado para colutorios o enjuagues bucales en una concentración máxima de un 0.2%. En el resto de los productos cosméticos triclosán está prohibido.
El debate surge del uso abusivo de este componente y la exposición acumulada al utilizar diferentes productos cotidianos con triclosán al mismo tiempo. Si revisamos el listado de productos de higiene dental con triclosán autorizados por la Unión Europea, veremos que casi todos son productos de higiene personal de uso diario. Algunos de ellos entran en contacto directo con nuestra piel o los ingerimos en dosis muy bajas.
Es la sobreexposición al triclosán a bajas dosis y las evidencias de que el efecto del triclosán puede ser acumulativo lo que debe preocupar a la comunidad.
Una investigación de la Universidad Massachusetts (EEUU) publicado en el Environmental Science & Technology ha demostrado que la acumulación de este componente en las cerdas de los cepillos que no se lavan adecuadamente supera los niveles recomendados por las autoridades sanitarias entre siete y más de 12 veces el límite legal.
Si no se limpian de forma concienzuda, el triclosán podría almacenarse en las cerdas de los cepillos de dientes, resultando en un aumento de la concentración de este componente en cada uso. Este estudio supone una llamada a la atención sobre el riesgo que supone la exposición constante a dosis bajas.
El uso generalizado de este componente en todo tipo de productos también produce efectos tóxicos en el medio ambiente, tal como demuestran recientes investigaciones de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidade da Coruña (UDC). Cuando nos duchamos o escupimos el enjuage, el exceso de triclosán pasa al alcantarillado. Este hábito tan generalizado, junto a la incapacidad de las plantas de tratamiento de aguas residuales para eliminarlo completamente, ha contribuido a su aparición en los ecosistemas acuáticos, donde ejerce efectos nocivos sobre los organismos que los habitan.
La clave por tanto está en reducir nuestra exposición diaria a elementos químicos potencialmente tóxicos y con ello reducir posibles riesgos para la salud de los seres humanos y los ecosistemas.
Desde Equilibria Clínica dental os invitamos a reflexionar acerca de la presencia de triclosán en los productos que utilizáis en casa. Actualmente, existe una gran variedad de alternativas con una menor presencia de componentes químicos que podéis valorar, si queréis llevar un estilo de vida más sostenible y respetuosa con vuestro organismo y medio ambiente.
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